Domingo de resurrección

El primer día de la semana era para los judíos el domingo. El domingo después de la crucifixión y el entierro de Jesús, los evangelios nos narran con detalle los acontecimientos. Primero unas cuantas mujeres fueron a ungir el cuerpo de Jesús. Aún no había amanecido del todo y las mujeres detectaron que alguien había removido una piedra que tuvieron que rodar entre varios hombres para sellar el sepulcro de Jesús.

El cuerpo había desaparecido y tras anunciar el hecho de la tumba vacía a los discípulos, que muertos de miedo seguían todos escondidos en Jerusalén, Pedro y Juan fueron a presenciar lo que las mujeres habían visto. Es después de que éstos han visto la tumba vacía que Jesús se le aparece a María Magdalena. Y a partir de éste encuentro podemos comenzar a leer las veces que Jesús se apareció a muchas personas.

Pablo lo cuenta así: 1 Corintios 15: 4-8 (NVI)

4 que fue sepultado, que resucitó al tercer día según las Escrituras, 5 y que se apareció a Cefas, y luego a los doce. 6 Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, la mayoría de los cuales vive todavía, aunque algunos han muerto. 7 Luego se apareció a Jacobo, más tarde a todos los apóstoles, 8 y por último, como a uno nacido fuera de tiempo, se me apareció también a mí.

Amados en Cristo, la resurrección es un hecho indubitable. El Cristo resucitado apareció a todas las personas que Pablo menciona aquí. Cuando Pablo escribe sus cartas muchos de los testigos aún vivían. De hecho, el mismo tuvo un encuentro personal con el Cristo resucitado cuando iba persiguiendo a los cristianos camino de Damasco como podemos leer en el libro de los Hechos capítulo 9.

En esta mañana hemos podido oír muchos mensajes predicando de la gloriosa realidad de que creemos en un Salvador y Señor que ha resucitado. En el Nuevo Testamento, y eso queda claro en el énfasis que Pablo nos revela en su 1 carta a los Corintios en el capítulo 15, la resurrección de Jesús es una parte esencial del mensaje del evangelio.

Yo quisiera en esta tarde meditar con vosotros en un texto del AT para que podamos llegar a ver dos cosas:

1. ¿La resurrección ya se anunciaba en el AT?

2. ¿Qué importancia tiene la resurrección de los muertos para la vida del ser humano?

El texto lo encontramos en el libro más antiguo de nuestras Biblias. Me refiero al misterioso libro de Job. Misterioso, porque no conocemos su autor y es difícil encuadrar su redacción en una fecha concreta. Por la edad a la que llegó Job algunos piensan que la historia de este hombre podría ser de fechas cercanas a Abraham. Pero eso seguirá siendo un misterio hasta que el Señor nos lo aclaré en su presencia.

Ahora, conocemos bien la historia de Job. Él era un hombre que caminaba con Dios. Él era fiel a Dios en todo. Él seguía a Dios con temor reverente. Y un día se presenta Satanás delante de Dios y Dios menciona a Job como un ejemplo de hombre que adora a Dios. Y Satanás pide probar a Job para demostrarle a Dios que si un hombre se le somete a grandes penurias termina renunciando y hasta maldiciendo a Dios. Dios acepta el reto y permite a Satanás afligir a Job pero no tocar su vida.

La situación de Job cambia radicalmente de un día para otro cambia. El pierde a sus hijos, pierde sus riquezas, pierde su estatus social, pierde el respeto de su esposa, pierde su salud y para colmo los que se llaman sus amigos, intentan convencerlo de que todas sus penurias son fruto de su pecado.

Amados en Cristo, mirad como estábamos hace un mes. Parece que haya pasado ya más tiempo. Pero hace un mes que el gobierno tuvo que tomar la dramática decisión de declarar el estado de alarma y confinarnos a todos en casa. Desde entonces, han muerte cerca mas de 15000 personas.

Podemos dar gracias a Dios de que hasta aquí el Señor nos ha preservado a todos. Pero, amados en Cristo, esta pandemia deja muy a las claras que el ser humano no tiene el control de la vida. El ser humano no tiene ni la tecnología, ni la habilidad, ni el poder de hacer frente a una epidemia como la que estamos viviendo.

La muerte acecha en cualquier lugar, a cualquier hora, no importa si eres rico o pobre, alto o bajito, eres deportista o llevas una vida sedentaria, eres de piel morena o de piel blanquita. La muerte es segura y puede alcanzarte cuando menos lo esperas.

Ahora, si volvemos nuestros pensamientos a Job y pensamos en su situación, ¿qué es lo siguiente que podría pasarle? La muerte.  Job estaba arruinado. Job estaba hundido en la depresión. Job estaba viviendo la aflicción de una dolorosa enfermedad de la piel. ¿Qué es lo que mantenía con vida a Job?

Amados en Cristo, estoy convencido que más de uno en la situación de Job estaría pidiendo la eutanasia. ¡Para que vivir así! ¡Quiero morir!

Vamos a leer lo que Job tenía en mente. Vamos a leer lo que Job tiene que decirnos.

       Job 19:25-27

      25  Yo sé que mi Redentor vive,

            y al final se levantará sobre el polvo.

      26  Y después de deshecho mi piel,

            aun en mi carne veré a Dios;

      27  al cual yo mismo contemplaré,

            y a quien mis ojos verán y no los de otro.

            ¡Desfallece mi corazón dentro de mí!

¿No os sorprenden estas palabras? ¿No os parecen tremendamente edificantes y esperanzadoras?

Fijaros aquí Job nos responde a las dos preguntas con las que hemos arrancado.

  1. En el AT ya nos encontramos con la realidad de la resurrección. Los santos del AT creían en la resurrección de los muertos. Los santos del AT, Abraham, Isaac y Jacob y tantos otros, creían en la resurrección.

Pero de forma especial, aquí se identifica al Señor como el Redentor, el Salvador que ha de triunfar sobre la muerte.

Job esta anunciando que su redentor vive y que triunfará sobre la muerte. Vaya profecía, amados. Y como podemos leer en el resto de a Biblia, esta profecía se cumplió un domingo como lo es hoy.

  1. La importancia para nuestras vidas que haya resurrección

Job vive en medio del dolor, la desgracia y la aflicción extrema con la seguridad de que, aunque su piel sea destruida, al final sus ojos verán a Dios. La resurrección es su seguridad. La resurrección no es la esperanza de Job, es su firme convicción. Como su Redentor vive y triunfará sobre la muerte así Job mismo será triunfante sobre la muerte.

Amados en Cristo, este es el mensaje glorioso del evangelio. Cristo ha muerte en la cruz y con su muerte pagó lo que nuestros pecados merecían. Pero la muerte no pudo retenerlo en la tumba. Conforme a las Escrituras el resucito al tercer día. Y su resurrección, es nuestra garantía que tal como él ha vencido a la muerte, nosotros hemos vencido en Él. Su vida ha sido traspasada espiritualmente a nosotros. Este es el glorioso mensaje del Evangelio. El glorioso mensaje que hoy podemos y estamos recordando por medio de la meditación en su Palabra viva y eterna.

A Él la gloria.

 

 

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