Mas, con todo esto, sube en tu jumento, Sancho el bueno, y vente tras mí, que Dios, que es proveedor de todas las cosas, no nos ha de faltar; y más andando tan en su servicio como andamos, pues no falta a los mosquitos del aire, ni a los gusanos de la tierra, ni a los renacuajos del agua, y es tan piadoso que hace salir su sol sobre los buenos y los malos, y llueve sobre los injustos y los justos.
(Fragmento del capítulo XVIII de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha)
En este pasaje, donde Don Quijote quiere consolar a Sancho de las desventuras ocasionadas por las aventuras con el escuadrón de ovejas, hay dos claras referencias al sermón pronunciado por el Señor Jesús de su ministerio terrenal, y conocido como el Sermón del Monte.
La primera parte del texto se refiere a la inutilidad e inconveniencia de los afanes mundanos, ya que Dios, por habernos dado lo mayor -la vida, el cuerpo-, también nos dará lo menor: el alimento y el vestido. «Por esto , os digo -exclama Cristo-: no os inquietéis por vuestra vida sobre qué comeréis, ni por vuestro cuerpo sobre qué vestiréis. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que el vestido? Mirad cómo las aves del cielo no siembran, ni riegan, ni encierran en graneros, y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas?» (Mateo 6:26-27).
La segunda parte del texto cervantino es una cita casi literal del capítulo 5 y versículo 35 del Evangelio de Mateo, donde el Señor Jesús habla de las excelsas bondades de Dios, «que hace salir el sol sobre malos y buenos y llueve sobre justos e injustos».
(Extraído de La Biblia en el Quijote, de Juan Antonio Monroy)